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Mi amiga me lo había dicho desde hacía tiempo, pero yo aún no las había probado. Aún sin haberlo hecho, siempre se las he recomendado a todas mis amigas, compañeras de curro que son mamis e incluso a alguna paciente.
Llevaba tiempo buscando las que fuesen perfectas, las que más me llamasen la atención. El caso es que mi amiga vino hace dos días con una bolsa fucsia que reconocí inmediatamente y de ella sacó una cajita blanca que decía por fuera LELO y… ¡Era un regalito para mí!
-¡Tía! ¡Son unas bolas chinas! ¿Las compraste en SexBoutique no? Si es que la bolsa ya la tengo más que fichada (dije visiblemente emocionada mientras me reía)
– Si Valentina. Me hablaste tan bien de la tienda que tenía que ser allí. Además como me habías dicho que no las habías probado me animé a comprártelas por mi cuenta.
-Ohhh… Eres un encanto. Mil gracias.
No hubiese estado bien echar a mi amiga de casa, aunque hubiese sido todo un detalle que se hubiese marchado por su propio pie (inserte risa malvada aquí). Tenía muchísimas ganas de que se fuera para poder probar mis bolitas nuevas. “Ya me cuentas” fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta. Me reí y asentí.
Fui derecha a la mesa de café, cogí las bolas chinas, las Lelo Luna Beads y abrí la caja apresurada. Dentro habían cuatro bolas y una especie de accesorio blanco. Me detuve a leer las instrucciones pero sin mucho entretenimiento. Supe entonces que las de color rosa eran más livianas y las de color azul más pesadas. Podías usar una sola para comenzar o ir intercambiando los pesos dependiendo de cómo quieras ejercitarte. Cogí el primer lubricante que pillé en la mesilla de noche, me bajé las braguitas, unté lubricante en las bolas y las introduje suavemente, sintiéndolas mucho.
Noté como mi interior las abrazaba y como mi anatomía se iba adaptando a las nuevas inquilinas temporales. Al caminar sentí una leve vibración que me acariciaba ligeramente. Mientras más deprisa caminaba, más las sentía y ahí se me encendió una bombillita.
Reproductor del móvil conectado a la torre de sonido y música movidita a todo volumen. De repente se me encendió la bombilla: TWERKING. Puse en youtube un tutorial y comencé a hacer los movimientos que explicaba la chica del vídeo. Flipé. Cuando ya tenía algo más de confianza en algunos de los movimientos, puse reaggeton y di rienda suelta mis caderas. Las bolas no hacían sino moverse dentro de mí y yo iba incrementando la brusquedad de los movimientos para sentirlas aún más. No sé si bailé tres o cuatro canciones, me fue imposible recordarlo.
Lo que sentí con aquel vaiven de bolas en mi interior, se parecía a placer pero no era una estimulación directa. Muchas veces tenemos la falsa creencia de que todo lo que está introducido en la vagina da placer o que las bolas chinas en sí hacen que la mujer llegue a un orgasmo, pero no, no suele ser lo habitual. No digo que no se haya dado algún caso en el cual esto haya sido posible, pero no como norma general.
Después de haber bailado unos 10 minutos, me dispuse a retirarlas pero no de cualquier manera. Acostada sobre la cama, abrí las piernas y tiré ligeramente del cordón de las bolas chinas a la vez que apretaba los músculos vaginales. Evidentemente la bola china salió, pero poniéndole un pelín más de resistencia, puedes fortalecer aún más tu suelo pélvico.
Besos húmedos. Tan húmedos como yo cuando terminé de bailar.
Muacks!