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2017 toca a nuestra puerta y nos propone un año nuevo. Una libreta totalmente en blanco para que nosotros escribamos en sus páginas todo aquello con lo que soñamos.
12 uvas, 12 húmedos deseos, 12 meses y miles de horas para hacer y construir todo lo que nos propongamos.
Yo busco la felicidad jugando con mis deseos… Algunos fortuitos y otros planeados, pero todos buscan seducirme y complacerme. Me pregunto quienes pasaran este año por mis sábanas y no puedo obviar la sonrisa pícara que sale en mi cara y el cosquilleo que me recorre cuerpo.
Soy afortunada lo sé, pero tú también puedes decidir tener una vida plena sin excusas, sin justificarte. Porque tú y solo tú eres dueño indiscutible de tu vida.
Estos son mis 12 húmedos deseos.
- Mirarte, que me mires. Acercarme a ti y saborear tu aroma. Que tus ojos busquen los míos y caigamos una y otra vez en el maravilloso juego del amor.
- Comerte cada noche y que tú alimentes tus deseos probando cada centímetro de mi piel.
- Jugarte la suerte de tenerme entre tus sábanas para que disfrutes de mí y yo de ti, hasta saciar nuestras mentes.
- Seducirte para volverte loco de deseo y saberte entregado a los placeres carnales de mi cuerpo hasta que amanezca o hasta que anochezca. Quién sabe.
- Escucharte jadeando, pidiendo a pulmón abierto que pare mis movimientos porque ya no puedes más y sientes que mueres de placer.
- Susurrarte al oído cómo me gusta que tus manos jueguen peligrosas entre mis muslos sin pedir permiso y buscando la humedad de mi cuerpo.
- Pedirte todo eso que se nos pasa por la cabeza y que sabes que deseo por encima de todas las cosas porque sé que tú quieres complacerme.
- Besarte desde la frente hasta los pies, buscando el camino más largo para recorrer con mi lengua toda la extensión de tu cuerpo.
- Abrazarte y acariciar tu espalda buscando los lunares que me indican el camino.
- Cantarte con dulzura mientras bailo para ti moviendo mis caderas con la paciencia que tanto adoras, juntando versos para excitar tus fantasías.
- Arrancarte la ropa con pasión sin dar tregua a la razón. Quitar cada una de tus prendas sin dar tiempo a llegar a nuestro dormitorio porque sabes que no me gusta esperar.
- Soñarte despiertx hasta que llegas en mi busca porque sé que no duermes tranquilo si antes tu boca no busca mi lengua, si antes tus manos no encuentra mi pecho.